Un feliz espacio de los municipios sonorenses.

La tragedia ferroviaria en Estación Moreno

Un feliz espacio de los municipios sonorenses.

La tragedia ferroviaria en Estación Moreno


La tragedia ferroviaria en Estación Moreno

13 de Febrero de 2022
Por: José Luis Islas Pacheco,
Cronista Municipal Vitalicio de Empalme, Sonora

Aquel sábado 19 de febrero de 1983, acudimos al llamado de nuestra maestra Belén Alcántar, directora de la Escuela Primaria «Jesús García», para atender la jornada de mantenimiento del salón de clases. Asistimos la limpieza, además de pintar los pesados mesabancos de madera de color gris, del mismo tono que se apo­deró de las horas inmediatas. Aquel sába­do, las nubes negras presagiaron el diluvio del llanto de Empalme.

Por el Sr. José Guadalupe Cox Piña, apodado “El Chulas Fronteras», supe de la te­rrible noticia emanada del hilo conductor del telegrafista Camacho Santana, entre las 13:30 y 14:30 horas. La voz cortada del rostro pálido dijo — «chulas» llamen a los bomberos, a la Cruz Roja, a la Comi­sión Nacional de Emergencia, a todos, hubo un choque fuerte por alcance entre el local 44 y el tren pasajero-. Prontamen­te la caravana socorrista partió al pitadero norte de Moreno, misma que siguiendo la vía del ferrocarril desde Hermosillo hacia el Sur, se ubica a 73 kilómetros de distancia. Estación envuelta en llamas, en humo, en fusión del hierro con la carne. Aquella escena dantesca quebró el temple de los soldados y bajó de golpe a media asta la Bandera Nacional.

Hace 39 años las redes sociales funcionaban de boca en boca. Aquella tarde y los días inmediatos las familias se reunieron en torno al periódico La Voz del Puerto y La Crónica. La noticia corrió lenta hasta llegar al matutino Hoy Mismo conducido por Guillermo Ochoa y Lourdes Guerre­ro. La mañana del 21 de febrero la televi­sora nacional mencionó a nuestro pueblo, difundiendo imágenes que desgarraron el alma de quienes testimoniaron los trenes partidos por el impacto.

La televisión de la casa de los abuelos se apagó en señal de luto, las veladoras se encendieron, la abuela cubrió su rostro con manto negro y con rosario en mano principió el rezo por los muertos, los he­ridos, las mujeres, los hombres, los niños, los desaparecidos, por el maquinista, el conductor, por el garrotero, el banderín, la tripulación. Por el ruego de todos ellos, por la súplica de resignación por tantos muertos.

Aún retumba nuestro arribo, al crucero de Bellavista. Tomado de la mano de la abuela descendimos del Datsun color arena, para recibir la noche del 19 a la locomo­tora que jalaba las plataformas repletas de cuerpos. Jesús »El Gallo» Ahumada abrió las puertas de los talleres que resguardó al tren impregnado de hedor catastrófico.

La quietud de la noche supo del llanto de la luna. La realidad distaba mucho del nombre de la colonia. Súbitamente la «bella vista» empañó la presencia de to­dos. Los chirridos de las ruedas del tren acompañaron los gritos de quienes aguar­daban la espera infructuosa del algún ser querido. La abuela no aguantó más y se echó a llorar ante aquellas súplicas lasti­meras. «Hijo, mi hijo venía de Hermosi­llo, de estudiar en la Unison. Hijo con­téstame no puedes estar muerto». No hubo respuesta, solo un largo y lastimero sonido emanado del silbato de la dolida máquina diésel.

El panorama fue desolador, las campanas de la iglesia Cristo Rey redoblaron ma­ñana y tarde. Los cortejos fúnebres inun­daron las calles del pueblo. Los tacos de Don Marcos perdieron su sabor. Las fies­tas se cancelaron. El puesto de la Cristina y la Felicia en el Mercado Municipal, acompañó la bolsa del mandado de noticias y rumores. Ni el famoso circo “Thiany” instalado en la calle 10 del Puerto logró distraernos. Los taxis de la farmacia Regis llevaban desconsue­lo. El café de talega no logró endul­zarse por varios meses. Los pájaros de doña Gloria dejaron de piar. Las rosas de la casa de Don Nicanor se secaron. “La Loca María» se ausentó del pueblo y «El Cosechas» partió con sus perros a otro lugar…

En su honor, cada año se realiza el festival cultural Hilario Sánchez Rubio (HISAR), donde se presentan artistas de talla regional, nacional, incluso internacional.